Me doy cuenta de que probablemente no me conoces. Pero espero que se tome unos minutos para leer mi historia.
 
Hace varios años estaba siendo acosada por un hombre que no conocía. Me siguió al trabajo. Me vio en la tienda de comestibles. Estaba fuera de mi casa por la noche y siempre acechaba dondequiera que yo estuviera.
 
Fui a la policía y le expliqué lo asustada que estaba. Se compadecieron pero no pudieron ayudarme. Verá, en 1990, a menos que me dañaran físicamente o me amenazaran verbalmente directamente, la policía no podía hacer nada. Sus manos estaban atadas.
 
Luego irrumpió en mi casa y me agredió sexualmente. Lamentablemente, ahora que yo era una víctima, la policía podía hacer algo. Pero fue demasiado tarde.
 
Como parte de mi proceso de sanación personal, prometí hacer algo para cambiar las leyes. Pero nadie me ayudaría. Acudí a líderes comunitarios, abogados y políticos. Todos fueron muy educados y empáticos, pero nadie me ayudó. Tenía un problema, pero nadie hacía nada, parecía que me estaban asaltando de nuevo.
 
Y luego conocí al representante Kevin Mannix.
 
Escuché que era un luchador y que hizo cosas en la Legislatura, que seguramente podría darme algunos consejos sobre qué hacer.
 
El Sr. Mannix se sentó en silencio y escuchó mi historia. Y tomó mi mano mientras yo lloraba. Y empatizó. Luego luchó por mí y por miles de otras mujeres al escribir, guiar y aprobar la histórica ley contra el acoso de Oregón.
 
Kevin les dio a las mujeres las herramientas para defenderse. Ahora no tenemos que esperar a que un hombre entre en nuestras casas y nos asalte. Podemos acudir a la policía y ellos pueden actuar, de inmediato, para decirle al acosador que su comportamiento es delictivo y que debe detenerse de inmediato o enfrentar la cárcel.
 
La ley contra el acoso de Oregón ahora se ha convertido en un modelo para otros estados. Y miles de mujeres han sido ayudadas. Y quién sabe cuántos crímenes se han detenido porque nuestras leyes ahora nos permiten a ti y a mí contraatacar, todo gracias a un solo hombre.
 
Kevin Mannix es mi héroe. Eso puede sonar a cliché, pero es cierto. Cuando nadie luchaba por mí, Kevin luchó. Cuando todos se sintieron mal por la situación, pero no hicieron nada. Kevin hizo algo.
 
Dicen que las acciones hablan más que las palabras. Kevin lo sabe. Y lo sabemos. Ahora Kevin necesita nuestra ayuda. Espero que se unan a mí para enviar a Kevin al Congreso para que luche por todos nosotros.
 
Atentamente,
 
nicole barlow